En la búsqueda del mejor interés del cliente, el abogado puede encontrarse en un escenario en el que la mediación aparece como el mecanismo idóneo para una fase específica del conflicto de su cliente. En esos casos la preparación y actuación durante el proceso de mediación es claramente diferente de aquella que requiere un litigio.
Existen asimismo una serie de consejos que, observados por el abogado, ayudarán a alcanzar el éxito y la satisfacción del cliente. Consejos sobre qué hacer y qué no hacer en un proceso de mediación.
Qué no hacer.
Echar leña al fuego. La mediación es un proceso voluntario y en el que las partes mantienen en todo momento, hasta la firma del acuerdo, el control sobre el mismo. Por ello incendiar el caso es contraproducente, y esto incluye desde animar al cliente a litigar basado únicamente en los puntos fuertes del caso, denigrar a la otra parte o identificarse con el cliente y el conflicto, a dar una visión sesgada del caso o esconder los riesgos y costes del litigio.
Impedir que el cliente hable con el mediador o con la otra parte. La confidencialidad es una característica esencial de la mediación, protegida por la ley para que se pueda abrir la herramienta fundamental del proceso, un diálogo productivo.
Bloquear las emociones del cliente, impidiendo o acelerando las discusiones cara a cara facilitadas por el mediador.
Extremar la dureza en la negociación, mantener posturas inflexibles, imponer condiciones previas de forma arbitraria a la negociación o al acuerdo, o fomentar actitudes de venganza.
Usar el proceso de mediación como una preparación para un posterior litigio, exigiendo pruebas, documentación o materiales más allá de lo razonable y deseado por las partes.
Manipular o confundir al mediador sobre las verdaderas posiciones e intereses del cliente.
Qué sí hacer.
Colaboración. El paradigma de la mediación es la colaboración, mientras que el paradigma del litigio es la competición. El primer y más importante colaborador del abogado es el mediador, con quien se puede contar para alcanzar el acuerdo que más refleje las necesidades y deseos del cliente.
Fomentar el diálogo. Animar a las partes a hablar sobre lo que les importa, incluyendo cómo se sienten al respecto de la situación y de sus necesidades. Permitir que expresen lo que piensan y sienten, ser paciente.
Empatía. Permitir y facilitar que el cliente pueda observar el planteamiento de la otra parte y que pueda aceptar algún grado de responsabilidad en el conflicto.
Rebajar la tensión. Valorar el deseo de venganza del cliente, y buscar la ayuda del mediador si es necesario.
Realismo. Asegurarse de que el cliente conoce y entiende las debilidades y riesgos del caso si se llega al juzgado.
Información. El cliente debe conocer los costes en tiempo y dinero de proceder con un juicio, frente a la via extrajudicial.
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